El catastrofismo climático se tambalea: Nature confirma el reverdecimiento global del planeta
- APEI PRTVI
- 6 ago
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Un estudio en Nature Climate Change confirma que la Tierra está capturando más carbono gracias al reverdecimiento global.
Durante años hemos escuchado que la biosfera está al borde del colapso, que el planeta "se muere" y que solo las políticas climáticas draconianas pueden salvarnos. Sin embargo, la evidencia científica dibuja un escenario diferente: la Tierra está reverdeciendo. Así lo confirma un artículo recientemente publicado en Nature Climate Change, que analiza casi dos décadas de datos satelitales sobre la productividad biológica de los ecosistemas terrestres y marinos.
Los resultados son claros: la fotosíntesis terrestre ha aumentado de manera sostenida, compensando en gran parte las pérdidas oceánicas. Dicho de otro modo, el planeta está absorbiendo más carbono de lo que se pensaba, cuestionando la visión de un futuro inevitablemente sombrío.
El dato clave: más vida, más carbono fijado
Entre 2003 y 2021, la producción primaria neta terrestre (NPP, por sus siglas en inglés) creció a un ritmo de 0,20 ± 0,07 petagramos de carbono al año (PgC/año), mientras que la marina descendió en 0,12 ± 0,12 PgC/año.
El balance global sigue siendo positivo: +0,11 ± 0,13 PgC/año. Puede parecer una cifra técnica, pero equivale a que cada año la biosfera terrestre logra "retirar" de la atmósfera el equivalente a cientos de millones de toneladas de carbono adicionales respecto al año anterior. Es la respiración del planeta, el motor silencioso que sostiene la vida y el primer filtro natural contra el exceso de CO₂.

Lo relevante es que este incremento no es un fenómeno aislado o localizado. Según el estudio, el reverdecimiento se produce en el 31,9 % de las superficies vegetadas, frente a solo un 3,3 % donde se observa declive significativo.
En otras palabras, por cada hectárea que pierde productividad, hay diez que la ganan. Las imágenes de satélite muestran que los bosques boreales y las zonas templadas concentran gran parte de este aumento, favorecidos por inviernos más suaves, estaciones de crecimiento más largas y, en muchos casos, políticas de reforestación o prácticas agrícolas intensivas.
Incluso los trópicos, tradicionalmente señalados como los "pulmones en riesgo", no encajan en el relato apocalíptico: salvo la Amazonia —afectada por sequías y deforestación—, gran parte de las áreas tropicales mantienen o incrementan su productividad.
Y en los océanos, aunque la pérdida en las aguas cálidas es evidente, los mares polares y de latitudes medias muestran un repunte en productividad desde 2015, gracias al retroceso del hielo y a una mayor disponibilidad de luz.
El estudio muestra que el reverdecimiento no se distribuye de manera uniforme, sino que sigue un patrón geográfico claro:
Latitudes altas y medias. Los bosques boreales y las zonas alpinas son los grandes protagonistas del cambio. El calentamiento suaviza los inviernos, alarga la temporada de crecimiento y multiplica la capacidad fotosintética de estos ecosistemas.
Regiones templadas. Aquí, la combinación de mayor radiación, el efecto de fertilización por CO₂ y las prácticas agrícolas intensivas impulsa un aumento sostenido de la productividad.
Trópicos. Aunque la Amazonia acusa sequías y deforestación, la mayor parte de las selvas y áreas tropicales mantiene, e incluso incrementa, su capacidad de fijar carbono.
La conclusión es contundente: la Tierra está hoy más verde que hace dos décadas.
Los océanos no colapsan: se reconfiguran. El estudio también revela un matiz clave: los océanos tropicales pierden productividad, afectados por el calentamiento superficial que reduce el afloramiento de nutrientes para el fitoplancton. Pero incluso aquí, la narrativa alarmista falla. Desde 2015 se observa un repunte de la productividad marina en latitudes medias y altas, lo que sugiere una redistribución, no un colapso.
La propia investigación reconoce que la biosfera muestra resiliencia frente al cambio climático. Este término, resiliencia, es casi tabú en el discurso oficial, que prefiere hablar de "emergencia climática".

El reverdecimiento: un freno natural al CO₂. La implicación política es evidente. Mientras algunos gobiernos insisten en que solo mediante impuestos verdes, restricciones al campo o prohibiciones drásticas podremos frenar el CO₂, la realidad científica es otra:
Los ecosistemas ya están absorbiendo más carbono gracias al reverdecimiento.
La fotosíntesis es un sumidero natural que se refuerza en respuesta al aumento de CO₂, en lugar de colapsar como se había anunciado.
Lejos de estar "muerta", la Tierra demuestra una capacidad adaptativa sorprendente.
Esto no significa que no existan riesgos, especialmente en los océanos tropicales, pero sí que el relato de un planeta en agonía no encaja con los datos observados.
Más ciencia, menos miedo.
El artículo subraya algo que rara vez se escucha en las cumbres climáticas: no todo va a peor. La biosfera responde de manera compleja, con zonas que pierden productividad y otras que la ganan, pero con un balance positivo en términos globales.
El reverdecimiento terrestre no es un espejismo; es una constatación basada en casi dos décadas de observaciones satelitales. Y obliga a repensar el alarmismo que sostiene políticas climáticas que muchas veces castigan más a la economía y a los ciudadanos que al verdadero problema.
Por lo tanto, lejos de un planeta exhausto, los datos pintan la imagen de una biosfera que no se encoge, sino que se expande, aumentando su capacidad de transformar CO₂ en vida y energía para la cadena alimentaria global.
Información de: Ana Hernandez (Libertad Digital)
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